2.5
Pues qué decepción. Sobre todo porque me gusta el estilo de E. von Arnim y porque el libro empieza muy bien. Pero es que a medida que avanzaba he ido torciendo el gesto y al final no he podido evitar cabrearme.

Spoiler

Primero porque el mensaje es que el único final feliz posible para una mujer es tener un marido (aunque no la quiera, aunque sea un golfo, aunque esté con ella solo por interés…). Y segundo porque hace caer todas las culpas de que un matrimonio no funcione en las mujeres: solo cuando Lotty y Rose, arrepentidas de no haber tratado bien a sus maridos (¡!), deciden ser más cariñosas con ellos, la relación se arregla. Que manda narices que sean ellas las que tengan remordimientos con las joyitas de maridos que tienen. Es que hasta a Caroline –la única soltera–, que estaba huyendo de los hombres acosadores y babosos que la perseguían continuamente, le encasqueta Arnim un tipo exactamente así en la última página del libro, de la forma más forzada y precipitada y sin ningún tipo de lógica narrativa. Porque lógica no tiene precisamente el libro: la evolución de los personajes se basa en que llegan a un sitio bonito y automáticamente cambian su forma de ser, con lo que se transforman también sus maridos y alcanzan un supuesto final feliz. Todo sucede por arte de magia (el embrujo de las glicinias), sin que haya una verdadera construcción de los personajes de las cuatro mujeres. En resumen, usa medios bastante tramposos para colarnos un mensaje conservador hasta el tuétano (sospecho que incluso para la época en que se escribió).