Este libro se ha convertido en uno de mis favoritos de Isabel Allende. Esta memoria/autobiografía está enfocada en la nostalgia que tiene por su país natal, Chile. Allende pinta a detalle tanto las características positivas como negativas de la cultura chilena. No oculta su falta de objetividad y su tendencia a exagerar o confundir imaginación con memorias. ¿Qué humano no tiende a hacer eso? Pero creo que lo hace de una manera justa sabiendo que su historia familiar la hace ver periodos de la historia de una manera particularmente negativa y su añoranza por Chile la hace ver otros de una manera particularmente positiva.

Cualquiera que, como yo, haya dejado su país para vivir en el extranjero puede verse reflejado en distintos pasajes del libro. El libro me dejó en claro que yo también me he inventado un país, un México al que añoro y extraño tanto, que a veces me niego a ver sus defectos y a olvidar que, incluso cuando vivía ahí, las cosas no eran tan fáciles. Me di cuenta que muchos de los problemas de mi país vienen engranados en la forma de ser del mexicano o incluso del latinoamericano. Sus descripciones de Chile y los chilenos me parecen en cierto punto que podrían referirise a muchos otros países latinoamericanos. Y sus reflexiones sobre su relación con California y Estados Unidos me hicieron sentir menos culpa por haber dejado mi país y por sentirme en casa en este nuevo lugar.

Recomiendo ampliamente este libro a cualquier persona viviendo en un país extranjero o que conozca a alguien que vive en el extranjero. También a cualquiera que esté interesado en la historia de Chile o en la cultura latinoamericana.