Narrada de manera amena, sin rellenos ni demasiadas descripciones que aburran al lector, tenemos a Doctor cadáver ambientada en 1894, una época en donde las mujeres solo podían aspirar a ser buenas esposas, donde las autopsias y la medicina forense aún eran tema de tabú, se nos presenta a un médico apodado "doctor cadáver" justamente por trabajar con los cuerpos, este hombre tiene una hija llamada Madeleine que tiene pensamientos y actitudes muy liberales para su época aunque a veces tenga que amoldarse a lo "socialmente aceptado" ante este panorama comienzan a aparecer cadáveres que pueden o no estar relacionados, que presentan algunas similitudes que llamarán la atención médica. Muchos interrogantes se van planteado a lo largo de la historia y aunque llegada a la mitad ya nos vamos dando cuenta de que ocurre y de los involucrados, la autora logra mantener interesada. Eso si, los capítulos finales no me terminaron de convencer, a pesar de que se da respuesta a todo lo que sucedía, no me terminó de gustar cómo fue unido al resto de la trama, por un lado sentí que estaban de más y por otro lado como que no se conectó muy bien, eso si nos depara una gran sorpresa en las últimas páginas