Siempre me cuesta puntuar un clásico y este se me hace más difícil todavía...

Para escribir esta obra, Victor Hugo se inspiró en un grabado que encontró en la Catedral de Notre Dame. En torno a esa simple palabra, creó este libro, imaginándose quién la había escrito y bajo qué circunstancias. Además, utilizó el libro como excusa para plantear la conservación arquitectónica de la ciudad de París.

Eso fue, sin duda, lo más pesado del libro. Hay capítulos enteros describiéndonos la catedral, el París medieval (comparándolo con el de 1830), esculturas, estatuas, plazas y un interminable etcétera. Lo peor es que esto se da en los primeros capítulos, cuando apenas se nos han presentado los personajes y no hay atisbo de trama, así que el libro se hace cuesta arriba. Y más a personas (como yo) que no tienen mucha idea de la diferencia entre el estilo gótico o el clásico, o que desconocen los reyes o santos de los que se hablan.

Hay que tenerle mucha paciencia al libro, porque el verdadero sentido de la historia comienza más allá de la mitad. Una vez llegado a este punto, mejora muchísimo. El estilo de Victor Hugo se vuelve mucho más claro y, aunque a veces se distrae del tema principal, retoma enseguida la acción y suceden muchas cosas en muy pocas páginas.

No conecte especialmente con ningún personaje, algunos son unidimensionales, chatos y no entiendo del todo su motivaciones para actuar.
Aun así el libro logró conmoverme en los últimos capítulos.


El final (y el libro en general) fue trágico y desgarrador, justamente como la palabra del comienzo 'AN'AIKH (fatalidad) promete.