De esas lecturas por demás amenas que comienzas a leer y tienes que seguir leyendo, y continuar, y no puedes parar. Me encanta cuándo un libro te obliga a seguir, porque está tan entretenido que vale la pena continuar, y no olvidemos, este libro, como su predecesor, me sacó unas buenas carcajadas, genuinamente me reía en voz alta, interactuando con los personajes por tarugos. Sí, cómo cualquier historia, tiene sus detallitos, pero mínimos, comparado a lo que es la experiencia completa.

Para ser una segunda parte, no decayó, me gustó tanto como la primera, los personajes siguen siendo ellos, se leen igual, y los pude recordar sin problema. Me gustaron, me gustó su dinámica, y claro que espero leer más de ellos en el futuro.