Non imperdibile ma collezionabile

Houellebecq is just warming up

Al terminar "Lanzarote", la comparación con "Plataforma" es casi inevitable. En cierto modo es como si en "Lanzarote" ya se esbozara "Platafomra", y de forma más comprimida y razonable (porque ¿qué sentido tiene escribir en 300 páginas algo que en 90 está solucionado?). Al lado de lo típicos temas en Houellebecq como, por ejemplo, "narrador-cínico-y-desengañado-encuentra-en-una-serie-de-encuentros-sexuales-la-forma-de-superar-momentaneamente-su-angustia-de-vivir", encontramos también los que se alargarían hasta la náusea en "Plataforma": el hecho de que cuando compramos un viaje estamos esperando comprar felicidad, el hecho de descargar la frustración personal en forma de racismo irado, todo sazonado como siempre con el habitual amargo cinismo y un tono apocalíptico. Del mismo modo, el apunte al tema de una secta ya lo desarrollará más adelante en "La posibilidad de una isla".

En el fondo, parece que Houellebecq escribe siempre la misma novela. Ahora bien, si nos ha de "regalar" una novela larguísima y redundante, y en la mayor parte de la cúal el narrador encima es feliz, como fue "Plataforma", es mejor que nos "regale" un relato breve como "Lanzarote", que me ha parecido mucho más divertido e incluso autoirónico: quizás esta apreciación se debe al hecho que ya he leído mucho Houellebecq y me conozco los "trucos", que tiene como cualquier escritor, y cuando los veo venir ya me imagino que todos estos tópicos sólo los puede decir con autoironía.

Por ejemplo, el libro toca temas tan espinosos como las sectas y la pedofília (cosa que le permite una vez más, mostrar la hipocresia de la sociedad actual): se abre un proceso judicial contra una "secta de pedófilos" que no se averguenzan de su postura e incluso la defienden. Entonces, el narrador recoge lo que un periodista dice sobre el líder de la secta: "Es increíble. Está jugando a la provocación para hacerse publicidad...." Pues, como hace Houellebecq en sus libros, pero evidentemente luego nos muestra la estupidez de los periodistas, porque son ellos los que hacen publicidad difundiendo estas provocaciones, lo que tendrían de hacer es ignorarlo, claro está. Es lo de siempre. Evidentemente. Pero al menos el nihilismo, el cinismo y la angustia de vivir de siempre están condensados en un relato de sólo 90 páginas.